Las técnicas de estudio son una forma de afrontar el aprendizaje intelectual. Se han detallado estas técnicas en base a investigaciones sobre el proceso de la práctica en estudiantes y conclusiones de especialistas (psicólogos, profesores, neurólogos…)
Elegir bien la técnica de estudio más adecuada para superar un examen y, más allá, para que los conocimientos se asienten y sean útiles para la vida diaria resulta clave.
Pero, ¿ Cuáles son las mejores técnicas de estudio?
1. Apuesta por la práctica. “Sustituir la relectura por la práctica, aunque sea de última hora, beneficiará a los estudiantes”. Es lo que afirman desde la Universidad de Kent y lo que subrayan desde Harvard que, en el libro ‘Make it Stick’: sitúa entre las técnicas para estudiar más exitosas la realización de ejercicios, cuestionarios, etc. Así, si optas por la repetición de los problemas que hiciste en clase o por actividades prácticas semejantes, aprenderás mejor y a más largo plazo. Afirman que así se logra conectar conocimiento y utilidad real.
2. Date un respiro entre sesiones. Si eres de los que estudiaban una asignatura y seguía machacándola sin descanso, cometías un error. Los expertos recomiendan espaciar las sesiones de estudio de la misma materia casi hasta que empiece a caer en el olvido. En ese punto, el estudiante deberá esforzarse por recordar lo aprendido en un proceso con el que se fijan mucho mejor los conocimientos.
3. Combina asignaturas. En sintonía con lo anterior, se recomienda no centrarse en una materia, sino combinar varias. De este modo, los estudiantes van más allá de la memorización para alcanzar niveles de aprendizaje superiores. Además, el espaciado y la mezcla de asignaturas hacen que un alumno sea capaz de diferenciar mejor los problemas y de encontrar su solución con más agilidad.
4. No huir de los retos. Otro falso mito es que cuanto más fácil es el contenido a estudiar, más sencillo es su aprendizaje. Frente a esto, desde Harvard instan a elevar el nivel y a poner al alumnado en ciertas dificultades para potenciar el esfuerzo. Con esto se logra un aprendizaje más potente y más facilidad para integrar conocimientos y para ponerlos en práctica.
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